lunes, 16 de marzo de 2009

La globalización llega a los servicios

Primero se abrieron fábricas en países con mano de obra barata para cerrarlas en Europa y EE UU. Y ahora es el turno de los licenciados


Ana B. Nieto // 16-03-2009 // Cinco Días

La pasada primavera el presidente de los EE UU, George Bush, puso en marcha un programa de activación económica centrado en controvertidos recortes fiscales llamado 'trabajo y crecimiento'. La idea fundamental que da vida a este plan es que estimulando el crecimiento de las empresas relajan su carga fiscal, y éstas comenzarán a invertir y contratar de nuevo. Sí, ¿pero dónde? La ecuación puede fallar porque cuando el sector privado empiece a contratar puede que no lo haga en EE UU.

No es novedad que las cada vez más globales compañías aprovechen el cada vez más globalizado entorno económico para cerrar fábricas en países donde la mano de obra es más cara para abrirlas en países con gastos menores y de paso estar presentes en algunos de los mercados de mayor crecimiento. En este sentido, y sólo como una reciente muestra, el fabricante de microprocesadores Intel anunció la semana pasada que planea abrir una segunda fábrica en China.

Lo que es más novedoso es que los trabajos que se pierden en EE UU y que ganan países como China, India, Filipinas, los Estados del este de Europa y algunos países centroamericanos empiezan a afectar a los empleados más cualificados, los llamados white collars (licenciados por universidades). Son los ingenieros, consultores, técnicos, servicios de auditoría y de atención a clientes, científicos, expertos en biotecnología, financieros y, por supuesto, programadores los que ahora ven el efecto de la globalización. Y es que cada vez salen más licenciados, muchos de ellos como mínimo bilingües, de universidades de India, China u otros Estados donde un sueldo siete veces menor que en EE UU es un excelente salario. El sueldo medio de un ingeniero estadounidense es de unos 70.000 dólares anuales, mientras que en China se sitúa en torno a los 15.100 dólares y en India se le paga unos 13.500 dólares al año, según un último informe de la consultora Forrester Research.

Adicionalmente, las empresas han descubierto -a su favor- la caída de las barreras al comercio y las comunicaciones de alta velocidad digitales que permiten fluidez en la comunicación entre dos puntos del globo, por lo que es fácil coordinar el trabajo entre equipos separados por grandes distancias geográficas. La alta tecnología es uno de los sectores que más vive esta tendencia. Oracle tiene previsto duplicar hasta 4.000 su personal en India aunque desde la entidad presidida por Larry Ellison se dice que esta deslocalización del personal lo que permite es que la cadena de trabajo nunca se pare.

Microsoft, que se ha sumado algo más tarde a esta tendencia, calcula incluir en su nómina unos 600 trabajadores de China e India a finales de este año. El equipo de empleados de Bill Gates en China, muchos de ellos licenciados en universidades americanas, colaboraron de forma decisiva en el desarrollo de la llamada tinta digital del ordenador PC Tablet con el que se puede reconocer la escritura del usuario. Intel; General Electric, uno de los primeros en mover sus centros de llamadas a India; Procter & Gamble, Accenture y otras empresas europeas como Philips han contratado esta mano especializada en sus propios países algo que, desde luego, es un impulso hacia adelante a estos países en desarrollo además de una posible buena noticia para los consumidores que pueden ver reducido y en algunos casos, al menos equilibrado, el coste final de los productos.

Y es que en Washington también están preocupados. En EE UU, el desempleo no cede y la falta de trabajo está dibujando la que se ha dado en llamar la recuperación sin trabajo. En el caso de los ingenieros americanos, el paro pasó del 2% en 2001 al 4,2% en 2002. En el primer trimestre del año este porcentaje se disparó al 6%. Según el Departamento de Trabajo, en el caso de los ingenieros en electrónica e ingenieros de software el problema es aún mayor, ya que ha alcanzado una media de desempleo del 7% en el primer trimestre, unos porcentajes desconocidos para estas profesiones.

Una primera consecuencia es que mientras cada vez salen más especialistas de las universidades de India y China, en EE UU se está perdiendo el apetito por cubrir puestos que no ofrecen la rentabilidad salarial de antaño y en los que hay que luchar con más competencia.
Con las alarmas disparadas por el posible impacto sobre el empleo local de continuarse con esta tendencia, algunos Estados están considerando crear leyes para asegurarse que los contratistas de la Administración utilizan mano de obra norteamericana.

Destrucción masiva de empleo

Las previsiones de crecimiento de lo que en EE UU se ha llamado offshoring son muy llamativas. Según la consultora Gartner, medio millón de trabajos del sector de la tecnología de la información se irán fuera de las fronteras estadounidenses (1 de cada 20) en 18 meses. Forrester Research, en un estudio al que aludió Newsweek hace unas semanas, asegura que 3,3 millones de empleos en alta tecnología en EE UU se habrán desplazado allende sus fronteras en 2015, lo que supone 136.000 millones de dólares en salarios que desaparecerán.

Muchos de los licenciados en países desarrollados están comprobando que no es la falta de demanda sino el outsourcing lo que hace desaparecer el trabajo o que se rebajen sustancialmente los sueldos que se pagaban hace apenas dos años. La preocupación entre los white collars crece al mismo ritmo que se despierta el interés por pertenecer a un sindicato.
Precisamente, fue un sindicato al que un empleado de IBM filtró una videoconferencia en la que dos ejecutivos del gigante azul hacían llamamientos para que se acelerar el esfuerzo para el traslado de empleos en manos de licenciados a otros países, aunque se crearan fricciones con los propios empleados y el Gobierno.

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